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Al lo largo de los años, los trovadores provenzales fueron sistematizando este código amoroso que tiene una íntima ligazón con la sociedad feudal. En primer lugar, le dieron un nombre a este fenómeno, se trató del amor cortés o fin´amors, y tiene su característica más sobresaliente en la  importancia del rol de la mujer, como destinataria del poema y sujeto de adoración. El enamorado será considerado por su dama una especie de vasallo y ésta, será su señora, referida en los poemas como  domna, senhor, o midons. El acto de amar y rendir culto a la dama, se ve como la obligación vasallática de servir y el grado de codificación es tal, que cada tipo de enamorado tiene un status, de acuerdo a los avances alcanzados en la relación con su señora. Son cuatro los estados o puertas del amor y sus jurisdicciones se encuentran bién delimitadas:  cuando el enamorado aún no se ha animado a manifestar sus sentimientos se lo denomina fenhedor, si ya los ha expresado se trata de un pregador,  es entendedor si la dama lo acoge con agrado y lo premia con diferentes prendas, y drutz,  si ha tenido la suerte de llegar al contacto carnal con su señora. Esta peculiar forma de ordenar la pasión amorosa, está basada según Carlos Alvar, en los cinco estados con que los tratadistas latinomedievales señalan al hablar de amor: “…la pasión amorosa evoluciona siguiendo siempre unas pautas definidas, que comienzan con el visus (contemplación), alloquium (conversación), contactus (caricias), basia (besos), factum (en provenzal fach, acto); por último, se ha señalado que en algunos casos el fach no llega a realizarse y se limita a ser un assai o assag (ensayo, prueba)…” Otra característica ya destacada por Lewis, es la del adulterio, ya que la dama a ser homenajeada debe ser casada, puesto que una doncella no puede tener vasallos. En segundo lugar, es también la situación jerárquica del marido la que hace posible el amor cortés, porque la amada debe estar en un plano superior, para que en dicha relación asimétrica, el enamorado se enaltezca. Este enaltecimiento consiste en el hecho de amar y adorar a alguien mejor y el tener demostrar su probitas con el propósito de obtener el beneplácito de su señora. El trovador provenzal se refiere a su amada con un seudónimo, una senhal, el marido muchas veces no tolera la relación y juega el papel del gilos (o celoso) y no es el único impedimento del enamorado, sino que habrá otros trovadores y falsos aduladores rivalizando con él, los lausegiers (los envidiosos o aduladores).

Bibliografía

Aguirre, José María,  1981 “Reflexiones para la construcción de un modelo de la poesía castellana del amor cortés”, Romanische Forschungen, 93, pág. 55-81.

Alvar, Carlos, 1999. Introducción en:  Poesía de Trovadores,  Trouvères y Minnesinger, Madrid: Alianza.

Lewis, C.S.  2000. La alegoría del amor: un estudio sobre tradición medieval, Editorial Universitaria.